La música africana en nuestro tiempo

por | Abr 22, 2019 | editorial | 0 Comentarios

Hace unos años, el debate sobre la piratería musical era intenso. Los artistas se quejaban de encontrarse con versiones burdamente falsificadas de sus obras, y rogaban a los gobiernos que les ayudaran. Las campañas de concienciación contra esta lacra no surtieron efecto en el público (de mala fe), que estaba deseoso de ahorrar dinero. ¿Por qué gastar más cuando puedes conseguir el producto que quieres con diez veces menos?

Con escasos o nulos recursos, las sociedades de gestión colectiva realizan a veces redadas de gran envergadura para demostrar que los infractores deben tener cuidado. Pero esta presencia esporádica era sólo una preocupación moderada.

Así, la piratería floreció durante varias décadas. Y los medios de comunicación pirateados se pusieron a las barbas y a las narices de los artistas, que pasaban las noches en vela para ofrecer bellos sonidos a los aficionados de buena fe pero con los bolsillos llenos de viento. No eran conscientes de que estaban condenando a la precariedad a toda la cadena musical.

Entonces, un buen día, llegó Internet. Las redes sociales siguieron. Su expansión en África creó nichos. Los artistas han aprovechado la oportunidad y ahora es difícil encontrar CDs en la calle. Muchos artistas aprovechan ahora las plataformas digitales que les garantizan un salario justo, además de ser más rápidas y accesibles para el público en general. Esto reduce considerablemente los costes de distribución. Y no hace falta andar con sociedades de gestión de derechos de autor que no pagan nada. Los puristas, sin embargo, siguen manteniendo una relación íntima con los soportes CD y DVD, que ahora se consideran anticuados.

Sin embargo, el inconveniente de lo digital es que puede dar lugar a la aparición de artistas «kleenex», como los llama el cantante burundés Khadja Nin. Artistas que, por definición, vienen a hacerse un hueco al sol por un cuarto de hora de fama. No buscan construir verdaderas carreras, desarrollar conceptos atemporales, lanzar mensajes de compromiso. Hacen bailar a la gente y luego ¡basta! El objetivo es permanecer en el juego…

Lo digital también puede llevar a la cima a perfectos bufones. Siempre que sean lo suficientemente simples como para no responder a las críticas, a menos que tengan la réplica de Nyangono del Sur (Camerún). Está claro que Internet ha cambiado el modelo de negocio de la producción musical.

Estos vientos en contra no impiden la evolución de la música africana. Mejor expuesta al mundo gracias a Internet, sigue teniendo un futuro brillante. Estos son los matices, los rostros y las proyecciones que el sitio web de Tendencias Musicales de África se propone presentar a diario.

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